miércoles, 13 de junio de 2012

El Docente del 2012.
Luis A. Buitrago G.
La relación estudiante-profesor ha cambiado significativamente en los últimos 50 años. Anteriormente el estudiante era respetuoso de las jerarquías y de la edad, acompañado con el respeto al conocimiento y la experiencia de su profesor.
Con el correr del tiempo y con los movimientos ideológicos de mayo  1968, liderados, entre otros por Daniel Cohn-Bendit  (Daniel el rojo) e iniciados en París, la liberación femenina, el hipismo, la música Rock  empezaron a cambiar estos modelos y el joven empezó a pensar diferente y vio las jeraquías desde una óptica más igualitaria.
Entra en juego la velocidad con que la impronta del  modernismo le ha dado a la educación. El joven es más laxo, hace un clic en su computadora y se le expande una enciclopedia casi que infinita. Ese es su entorno, no conoce otra realidad;  su vida no ha pasado por otros modelos, estos son de museo. la regla de cálculo, las tablas de logaritmos, las 4 a 5 horas de trabajo que tenía un taller de estadística, hoy los hace, si conoce la teoría en unos 20 minuto. ¡Qué gran diferencia!
Nosotros, los que pasamos de la mula al Jet, de la máquina de escribir al computador, de la radio de onda corta al servicio de televisión de 200 canales, de los días y semanas enteros en una biblioteca para encontrar dos o tres referencias para nuestro trabajo de grado,  a entrar a un buscador  y en unas pocas horas lograr más, y que estamos dedicados a la docencia, debemos hacer un alto en el camino, sopesar todo lo anterior, ponernos los zapatos de nuestros estudiantes, si nos tallan, mejor e iniciar un proceso de limpieza interior, sacudirnos de esa serie de estructuras rígidas que nos dio la formación que recibimos y entender de la mejor forma a nuestros estudiantes para brindarles un escenario actualizado, lúdico, organizado, coherente, estructurado, pero a la vez ordenado y disciplinado.
Siempre he pensado que la docencia no es un trabajo ni una ocupación, ni mucho menos un oficio, es un estilo de vida, que nos lleva a serlo las 24 horas del día y parte de la noche. sin quererlo somos como unos arquetipos para nuestros estudiantes y no podemos defraudarlos.

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